Colombia: las razones del retroceso en los Juegos Olímpicos de Tokio

Colombia: las razones del retroceso en los Juegos Olímpicos de Tokio

La delegación ha ganado dos platas y un bronce.

La pérdida de la opción de ganar una medalla en el boxeo de los Juegos Olímpicos de Tokio por parte de Yuberjen Martínez, uno de los llamados a triunfar, deja a la delegación colombiana por debajo de las expectativas en las justas.

Colombia se trazó una meta más alta de obtener preseas en estos Juegos, pero hasta el momento ha alcanzado dos medallas de plata y una de bronce, y las opciones de más son pocas.

Mariana Pajón (BMX) y Luis Javier Mosquera (pesas) son los dos atletas que han ganado las medallas platas, mientras que Carlos Ramírez (BMX) ganó el bronce.

Y analizando el programa, solo Anthony Zambrano (atletismo) tiene la gran opción de cumplir con su meta de obtener un podio, hablando de los deportistas que más tenían oportunidades de ganar una medalla.

Se podría dar el caso de que los marchistas, el relevo largo en el atletismo de varones y hasta el mismo ciclista Kevin Quintero en la pista puedan conseguir alguna victoria, es posible, pero lo cierto es que la mayoría de los que venían con un claro favoritismo se han ido con las manos vacías.

Se han perdido opciones de triunfo en el boxeo con Martínez e Íngrit Valencia, quienes fueron medallistas en Río de Janeiro, así como con la pesista Mercedes Pérez y con los doblistas del tenis Juan Sebastián Cabal y Robert Farah.

Colombia venía de dos ciclos olímpicos exitosos. En Londres 2012 se consiguieron un oro, tres platas, cinco bronces y más 14 diplomas olímpicos. Y en Río de Janeiro, en el 2016, el botín fue de tres oros, dos platas, tres bronces y 22 diplomas. En Tokio no dan las cuentas, pero lo que pasa tiene varias razones.

1. Mal ciclo. Lo de Tokio es la culminación de un momento que no es tan exitoso. Si bien en los Juegos Bolivarianos y Juegos Suramericanos se cumplió por encima de lo esperado, cuando llegaron las competencias más fuertes, con rivales mucho más serios y de mejor nivel se vieron falencias.

En los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla en el 2018 la expectativa era estar cerca de Cuba y México, pero no fu así. Se obtuvieron 79 oros, solo superando lo de cuatro años atrás por ocho preseas doradas. Y México ganó con 132 oros y Cuba obtuvo 102 títulos. Números claros.

En los Juegos Panamericanos de Lima se superó por un solo oro lo que se hizo en Toronto. Colombia obtuvo 28 primeros puestos, se ocupó el séptimo puesto en la tabla de medallas. México superó la actuación colombiana por nueve oros, de Cuba se terminó a cuatro y Argentina acabó mejor en la tabla general en la casilla con 32 primeros puestos.

Allí, medallistas olímpicos como Caterine Ibargüen, Íngrit Valencia, Yuri Alvear, Jackeline Rentería y Oscar Figueroa no cumplieron, no aportaron el oro que se esperó de ellos.

“Quedo con el sinsabor de que pudo haber sido mejor, que pudo haber sido y no fue”, dijo al término de las competencias Baltazar Medina, quien era el presidente del Comité Olímpico Colombiano en esa ocasión.

2. Se terminan carreras. Varios de los deportistas que fueron medallistas en los ciclos anteriores ya están en el ocaso de su carrera o, simplemente, terminaron antes de Tokio.

Ibargüen venía de ser plata en Londres 2012 y oro en Río de Janeiro 2016, pero en los últimos tres años arrastró lesiones que la llevaron a bajar su nivel y eso se confirmó en Tokio, sus últimos Juegos, con la eliminación prematura en la final del salto triple.

Yuri Alvear, bronce en el 2012 y plata en 2016, no estuvo, optó por el retiro, tras el aplazamiento de los Olímpicos de Tokio debido a la pandemia, se operó y ahora es entrenadora. Jackeline Rentería, bronce en Pekín 2008 y en Londres 2012, no alcanzó a clasificar y ahora analiza ser formadora.

Mercedes Pérez, cuarta en Río de Janeiro en las pesas, no superó ese puesto en Tokio, cuando era favorita, pero ya su ciclo termina acá. A Oscar Figueroa, plata en Londres y oro en Río de Janeiro, tampoco le alcanzó para llegar a Tokio, mientras que Yuberjen Martínez pasará al boxeo profesional, casos que confirman que se apagó una generación de oro.

3. Trabajo de la base. Ese es el gran interrogante que hay. Si bien el ciclo de los Ibargüen, Alvear, Rentería, Valencia, Yuberjen y demás ha concluido, hay un gran bache entre ellos y los atletas que vienen.

El plan de desarrollo de deporte colombiano a largo plazo tiene falencias. Es claro que se atienden a los atletas del momento, pero el plan para cultivar la reserva por deporte no es el mejor, no se ve que tenga éxito, aunque talento sí hay.

No hay una labor de ocho a 12 años para no dejar el gran vacío que se ve. Los reemplazos de Alvear, Rentería, la misma Mariana Pajón o de Ibargüen no se ven.

En los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires en el 2018 Colombia ganó cuatro medallas de oro, tres de plata e igual número de bronces, pero de esos deportistas hoy solo suenan Daniel Restrepo, el clavadista que obtuvo dos oros, que fue primero en los Juegos Panamericanos de Lima y que llegó a la semifinal del trampolín de tres metros en Tokio y María Camila Osorio,  que ganó una playa y un bronce y este año despuntó en el tenis.

Hay una base en Valeria Ceballos y Valeria Cabezas en al atletismo, Juan Montealegre en judo, ganadores en Buenos Aires, pero en la mayoría de ellos el proceso se han estancado o va atrasado, por lo que los Olímpicos de París, que serán en tres años, no tienen buena cara. Es probable que lo que se vive en estos momentos se refleje en el próximo ciclo olímpico, pero es momento de cambiar, de retomar el buen camino.

4. Caso pesas. Es indudable que los positivos en controles al dopaje de Ana Segura, Yenny Sinisterra Juan Felipe Arboleda en un solo año perjudicaron los resultados de Colombia en Tokio. Las pesas contaban con el equipo completo, cuatro damas e igual número de varones, con opciones de ganar, como mínimo, cuatro medallas.

La reglamentación era clara y aunque en algún momento se habló de que Colombia no fuera a los Juegos y que la Federación de este deporte debía de ser sancionada, en medio de todo Colombia la ‘sacó barata’, pues la Federación Internacional de Halterofilia avaló la presencia de tres deportistas, que ganaron una plata y dos diplomas olímpicos.

Nadie puede asegurar que si se hubiera ido a Tokio con todo el equipo los resultados podrían haber sido otros, pero es claro que Colombia dio ventajas y que se perdieron opciones de obtener más preseas.

5. Mindeporte. Los resultados se presentan con Ernesto Lucena como ministro del Deporte. Es el ciclo olímpico con el peor resultado de los últimos nueve años, pues no se vio progreso, no se cumplieron las expectativas ni en Tokio, ni en Barranquilla, ni en Lima, cuando se habla del conteo de medallas y ubicación en la tabla de medallería.

Es loable que Lucena hubiera conseguido aumentar el presupuesto para el deporte en estos momentos tan difíciles para el país en cuando a la economía se habla. En el 2020, Mindeporte contó con una asignación de $567.141 millones y para el 2021 fue de $696.262 millones de pesos, pero si bien el dinero es importante, no lo es todo. En los anteriores ciclos se consiguieron mejores resultados con menores recursos.

Los anteriores directores de Coldeportes, hoy llamado Ministerio del Deporte, trabajaron en un tema bien difícil: la unificación de criterios y la labor mancomunada entre ellos, el Comité Olímpico Colombiano y las federaciones deportivas.

Evert Bustamante, Jairo Clopatofsky, Andrés Botero, Baltazar Medina y Clara Luz Roldán, en medio de sus diferencias, lograron ese cometido que arrojó buenos resultados. En los tiempos de Lucena se evidenciaron grietas entre las entidades, lo que llevó a que se perdiera el norte. El demostrar quién tiene más poder se llevó por delante el tema deportivo.

El caso de pesas llega como anillo al dedo. Mindeporte no estuvo de acuerdo con que la nueva administración en la fedepesas liderada por William Peña cambiara el seleccionador colombiano, nombrara a Luis Arrieta en reemplazo del exitoso Oswaldo Pinilla, y eso acarreó la ruptura de la relaciones con el deporte que otorga el mayor número de medallas en los ciclos olímpicos. Para solo dar un ejemplo.

El cambio de las administraciones en Coldeportes, ahora Mindeporte, siempre deja grietas, pues cada director llega con una idea distinta y cambia los objetivos sobre la marcha.

Los planes que se llevaban a cabo quedan en el olvido, no se les da continuidad y arrancó otro proceso que no ha dado los frutos esperados.

No hay continuidad en las políticas, se rediseñó el trabajo y se arrancó casi que de cero, algo que rompió el proceso que se traía. Las relaciones de Mindeporte y el COC fueron tirantes, no hubo cordialidad, trabajo en equipo y eso se ve reflejado en los resultados.

En la administración del Ministro Lucena señaló que el trabajo de sus antecesores era tomarse la foto con la actual figura del deporte, pero los que venían atrás nada. Que el programa de talentos se comenzó hace año y medio y que utilizaron el Ministerio como un fortín de propaganda política.

Además, advirtieron que hay que revisar los convenios del COC y las federaciones. Y que hay que buscar qué hacen bien o mal las federaciones y que nunca se ha pensado en buscar nuevos talentos, en encontrar el reemplazo de la generación que terminaba.

Una dura tarea la que tiene al frente el nuevo Ministro, Guillermo Herrera.

6. COC. Es claro que el Comité Olímpico Colombiano también tiene que ver y lo que ha pasado en los últimos años debe servir para ajustar enderezar el camino, bajo la administración de Ciro Solano, un dirigente que tiene toda la experiencia del caso para darle la vuelta a este momento.

Hay que planificar mejor y ser más organizados. Hay mucha gente haciendo de todo. El COC debe cambiar ciertas tareas, por ejemplo, la parte técnica debe de trabajar en el seguimiento a los deportistas, el acercamiento y buena relación con las federaciones y no a estar pendientes de los tiquetes de los atletas o de si le quedaron bien o no los uniformes.

Y algo clave, debe acabarse la batalla de poderes con el Ministerio del Deporte, hay que regresar a las relaciones cordiales en busca del bien deporte y no del bien personal.

 

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