Así se mueve el negocio finquero del Eln en la frontera con Venezuela

Así se mueve el negocio finquero del Eln en la frontera con Venezuela

Con base en las investigaciones hay condenados y procesados, pero algunos están prófugos

La captura de nuevos implicados en el atentado de la Escuela de Cadetes General Santander llevó a la Fiscalía a documentar la participación del Eln en el negocio lechero en Saravena, Arauca —frontera con Venezuela—, y otro más en Bogotá.

De acuerdo con el ente acusador, y como fue registrado por este medio, antes de llegar a la Escuela de Cadetes, el carro bomba estuvo durante 10 minutos en la Quesera los Andes, ubicada en la calle 48 sur de Bogotá, propiedad de Miguel Castillo, uno de los imputados por participar en el atentado.

Con base en las interceptaciones que adelantó la Fiscalía, se conoció que no solo era Castillo quien hacía parte de la industria láctea y servía como financiador para el Eln, sino que también estaban implicados Álvaro José Mateus Vargas, Wilson Arévalo Hernández y Mario Astrosa.

Los cuatro mencionados, señala la Fiscalía, hacen parte de esa estructura en el negocio lácteo del cual, poco a poco, se fueron apoderando. De hecho, coparon la actividad quesera en Saravena, Arauca, bajo el auspicio del Eln, dineros que son producto de la explotación de la actividad de lácteos y del contrabando proveniente de Venezuela.

En una de las comunicaciones entre Miguel Castillo con Mario Astrosa, interceptada por el ente acusador, el primero pregunta sobre el precio colombiano que se le debía asignar a los productos, lo que para la Fiscalía da cuenta de que son quesos elaborados con leches provenientes de Venezuela que no cumplen con las condiciones sanitarias y entran de contrabando a Colombia.

Con las escuchas, se logró determinar cómo funcionaba esta estructura en la que inicialmente estaba involucrado Álvaro José Mateus, quien organizó el negocio y vinculó a Arévalo y a Castillo. Todos provenientes de Boyacá.

Estas personas, según testimonios de desmovilizados, fueron vistas en reuniones con alias Culebro Viejo,  reconocido como parte de la estructura financiera del Eln, que fue copando la actividad láctea en el departamento de Arauca, de la cual se derivan recursos para la organización delictiva.

En la estructura también participa Mario Astrosa, primo de ‘David Piñata’, el negociador del Eln que estuvo en los diálogos de Cuba con el Gobierno Nacional.

Los antecedentes de la investigación

Las primeras pistas que llevaron al ente investigador a algunas conclusiones incluyen el arriendo de una bodega en el barrio Chuniza, en Bogotá, donde permaneció guardada la camioneta Nissan Patrol, la cual el 17 de enero fue cargada con 80 kilos de pentolita y activada al interior de la Escuela.

Dicha bodega, antes de que fuera arrendada por José Aldemar Rojas, quien murió en el atentado, había sido arrendada por María Eva Mateus, una señora de escasos recursos que, a pesar de su condición, el mes en que mantuvo el alquiler pagó el canon en las fechas acordadas.

Se descubrió que Arévalo percibió más de 10.000 millones de pesos durante los últimos 7 años, lo que significa una ganancia anual de 1.600 o 1.700 millones de pesos.

Lo que no reveló María Eva, según la Fiscalía, es que ella es tía de Álvaro José Mateus Vargas, quien era conocido de Miguel Castillo y estaba siendo investigado y procesado por una delegada de la Fiscalía contra el crimen organizado de Villavicencio y Arauca por su presunta pertenencia, participación y financiación de la organización terrorista del Eln.

Mateus Vargas, en el proceso por rebelión y financiación al Eln, se allanó a cargos y se encuentra condenado desde octubre del año pasado a 8 años y 6 meses de prisión y, además, se adelantó un proceso de extinción de dominio sobre 19 bienes avaluados en más de 13.000 millones de pesos.

A Wilson Arévalo también se le vincula a los hechos del 17 de enero por haber sido quien trasladó la camioneta desde Saravena hasta Bogotá, pero además se le señala de servir como financiador del Eln a través del mismo negocio de lácteos en Saravena, Arauca, donde existe una fuerte presencia de esta guerrilla, sobre todo en la vereda La Esmeralda, que tiene frontera con Venezuela.

Se descubrió que Arévalo recibió  más de 10.000 millones de pesos durante los últimos 7 años, lo que significa una ganancia anual de 1.600 o 1.700 millones de pesos. Además, según el ente investigador, el 92 por ciento de las consignaciones a Arévalo fueron realizadas en Bogotá y retiradas en ventanilla o en cajeros de Arauca.

Mateus Vargas, por su parte, presentó movimientos financieros de más de 4.000 millones de pesos y, de acuerdo a dicho descubrimiento, esta persona fue vinculada a la investigación por rebelión y financiación al terrorismo en la que ya Arévalo estaba presente.

Por otro lado, Mario Astrosa también fue vinculado a dicha investigación por rebelión y financiación, pero logró evadir su captura y se encuentra prófugo de la justicia.

Según actividades investigativas de la Fiscalía, se determinó que Castillo, Arévalo y Mateus Vargas se unieron en el año 1992 como parte de la estructura financiera del Eln, que está a cargo de Richard Camacho, quien a su vez le rinde cuentas a alias Culebro Viejo, una persona muy cercana a alias Pablito, uno de los jefes de la organización.

Los elementos materiales probatorios, según la Fiscalía, no solamente determinan su participación en la estructura de finanzas, sino también la de Jessica Katherine Barrientos, otra de las involucradas en el atentado y quien se encontraba en el local de quesos cuando el carro bomba llegó allí.

Según el ente acusador, Barrientos hizo parte del Frente de Guerra Oriental, en 2012, y era la encargada de cobrar los impuestos del Eln a las personas que entran contrabando por las trochas y fronteras. Dineros que luego eran entregados a cabecillas de la organización.

eltiempo. com/justicia/investigacion/asi-se-mueve-el-negocio-lacteo-del-eln-en-la-frontera-con-venezuela-515080

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