Nadie sabe por qué Julián mató a su padre
Hay confusión sobre las causas de este asesinato que consternó a Engativá.
Parecía un comienzo de semana normal en el barrio El Real de la localidad de Engativá cuando el silencio de la mañana se vio interrumpido por el estruendo de lo que parecía una discusión familiar.
Ya eran las 7:57 de la mañana del lunes cuando se oyeron ruidos que salían de una bodega ubicada en la calle 65A n.º 74B-80. Algunos dicen que escucharon una pelea, pero nadie lo puede asegurar con certeza. Todo terminó con el ruido inconfundible de una descarga de un arma de fuego. Un joven de 19 años le había disparado a su propio padre.
Lo que iba a ser una jornada de trabajo tranquila para una familia terminó con el lamentable asesinato de un hombre de 50 años de edad.
Lo siguiente que ocurrió fue el traslado del herido a la clínica, antes conocida como la Clínica Partenón, ahora Santa María del Lago, mientras que el joven, abatido por lo que había acabado de hacer, huía de las autoridades.
Pronto la cuadra estaba llena de policías. El teniente coronel de la Metropolitana de Bogotá, Pedro Abreu, comandante de la estación de Barrios Unidos, quien junto con otros oficiales atendió el caso, lamentó la escena de la que fueron testigos. “Es triste, es un hecho lamentable que entre dos seres queridos ocurra esto. Nosotros supimos que todo ocurrió luego de una riña entre esposos”.
Actuaron como correspondía. Gracias a la ayuda de la comunidad lograron capturar al joven e incautar el arma. Mientras tanto, el padre de familia, ante la gravedad de la herida, falleció. “Esto es una tragedia. Acompañamos a sus allegados en el dolor y esperamos que estos hechos de intolerancia no se presenten más”, dijo Abreu.
La investigación la asumió el CTI de la Fiscalía General de la Nación. Se sabe que el joven no se encuentra recluido en este momento, pero ya está citado a imputación de cargos. EL TIEMPO conoció que su disposición ha sido la de colaborar con la justicia.
Los vecinos dicen que ellos percibían a la familia como personas tranquilas, que el joven de 19 años al que conocieron como Julián era un muchacho sano del que no recuerdan un mal antecedente.
“Los conocíamos como doña Julia y a su esposo como don Jairo. Nosotros nunca nos enteramos de que tuvieran problemas o peleas. Ellos viven hace como 8 o 9 años en una especie de bodega en donde tienen mármol”, dijo una residente del sector.
Otros también hablaron de ellos como una familia trabajadora y que, incluso, el señor era conocido como un hombre amable. “Él era como el jefe, el que manejaba el montacargas. Ahora no podemos creer lo que pasó y eso aquí todo se volvió un chisme. Dicen cosas diferentes de lo que pasó. Nosotros ni siquiera escuchamos disparos, aunque personas de la parte de atrás de la bodega dijeron que sí”. Sin embargo, coinciden en que solían ver a la mujer y a su hijo caminando por el barrio en las labores propias de su oficio.
También hablamos con un mecánico que trabajó para el padre de familia que murió. “Es poco lo que conocí de ellos. El señor venía, me dejaba el carro, y todo normal. Un tipo tranquilo, le gustaba que los repuestos fueran de calidad”.
Quien arrendó la bodega y contrató a la familia no sale hoy de la conmoción. “Mire, de verdad, los tres son seres increíbles, estoy muy afectado, veo a una familia destruida por culpa de un impulso de un minuto. Un joven en la cárcel, una mamá en shock nervioso y un padre muerto en Medicina Legal. Es como de no creer”, dijo Carlos Chávez, quien aseguró no saber por qué había un arma en su negocio.
No es la primera vez que un hecho como estos conmociona al mundo y al país. En Barranquilla, un adolescente de 17 años, drogado, le causó la muerte a su propia mamá en medio de una discusión. Fue capturado cuando trataba de huir del barrio 7 de Agosto de esa ciudad.
El 13 julio de 2018, un joven de 21 años, universitario, llegó a su residencia en Pontevedra, en la localidad de Suba, golpeó a sus padres, luego fue al apartamento de sus abuelos e hirió a la adulta mayor y mató a su abuelo con un arma blanca. Al lado del cuerpo esperó a que llegaran los policías. Era buen estudiante, no tenía antecedentes psiquiátricos y nadie se esperaba este acto violento. Se dejó arrestar sin ninguna resistencia.
Y un caso que nunca olvidará la capital y que sucedió hace varios años fue el que ocurrió el 17 de abril de 2003, cuando Giovanny Ángel Moreno asesinó a sus padres y a su hermano en el apartamento de la familia, ubicado en el occidente de Bogotá. Él estaba resuelto a tomar el carro familiar para salir de viaje con su novia. Su madre y su hermano se opusieron a sus pretensiones, lo que desató una discusión acalorada. El joven de 28 años estalló. A la mamá le disparó en la boca; al hermano, en la frente y al padre, en la nuca.
EL TIEMPO consultó a Luis Orlando Jiménez, especialista en ciencias forenses y doctor en Psicología, quien explicó que en el caso ocurrido en Engativá hay que considerar, primero, la edad.
“Hay aspectos como la impulsividad, que es una característica de edades tempranas. También se tienen que tomar en cuenta las experiencias previas. Por ejemplo, si el joven o su madre habían sufrido de maltrato. Es posible que si él fue víctima de violencias, genere una especie de anestesia emocional”.
Explicó que esta última (la anestesia emocional) tiene que ver con las estructuras del cerebro. Hay dos que son muy importantes para la empatía y la resonancia afectiva hacia los demás. “Una es el sistema límbico, que maneja las emociones, y la otra es la corteza prefrontal, que maneja el procesamiento de la información proveniente, entre otras, del sistema límbico”.
Dijo que el posible maltrato hacia su madre o hacia él pueden generar en la persona una anestesia emocional.
Otro aspecto que puede ocurrir es el estrés que ocasionan los eventos violentos, como ver que golpean a una madre de familia. “Puede ser que se pierda el control de los impulsos. También hay que analizar si en el contexto de la situación había drogas, o había armas y por qué”.
Por último, explicó que en estos casos también puede suceder lo que se llama la inversión del patrón de abuso, que es cuando las víctimas se convierten en agresores.
“Esto se da mucho en violencia de pareja, por ejemplo”, dijo Jiménez, quien agregó que para llegar a una conclusión acertada hay que confirmar toda la información alrededor del caso o si el joven tiene personalidad de tipo sociopático.
“Eso solo se sabrá con la historia personal y su dinámica familiar”.
¿Qué opinan los ciudadanos ?
Heyner Carrillo:
“Puede ser una reacción de legítima defensa. Toca estudiar las evidencias. Saber si fue en su defensa o la de su progenitora”.
Alejandro Paredes:
“No debió actuar tan arrebatado, pero es que uno por una madre lo hace todo. Pudo actuar por desesperación”.
Héctor Campos:
“Está mal lo que hizo el joven. Debió buscar la forma de no perjudicar a su padre. Pero, a lo mejor, algo lo hizo actuar de esa forma”.
Jairo Díaz:
“Quien llegue a tocar a mi mamá estoy completamente seguro de que lo mató. No es intolerancia, simplemente es la persona que me dio la vida”.
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