Italia, el país más afectado por el coronavirus después de China
Más de 16 millones de personas están confinadas. Contagios llegaron a 7.375 y muertes a 366.
Italia se convirtió este domingo en el segundo país más afectado por el nuevo coronavirus después de China, luego de que se disparó el número de muertos y contagios, y el Gobierno confinó a más de 16 millones de personas.
Según los últimos datos ofrecidos este domingo, la epidemia deja al menos 7.375 personas infectadas (casi 1.500 más que el día anterior), de las que 622 se ha curado y 366 han fallecido. Solo este domingo murieron 133 pacientes.
El nuevo coronavirus divide ahora Italia en dos mitades. En Lombardía y 14 provincias del norte, la zona más golpeada y donde viven 16,7 millones de personas, el Gobierno impuso este domingo férreas restricciones de movilidad de la población hasta el 3 de abril para tratar de evitar que sigan los contagios.
Entre las ciudades afectadas por las medidas –elogiadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que las calificó de “valientes” y “verdaderos sacrificios”– están Milán y Venecia.
El primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, afirmó este domingo que “no hay una prohibición absoluta de transferirse de las áreas del norte a otras partes del territorio”, pero agregó que “hay una necesidad de motivar los movimientos sobre la base de unas indicaciones específicas” y que “seguramente hay una movilidad reducida”.
El ‘premier’ insistió en que “no se para” toda la actividad en la zona afectada, aunque sus habitantes tendrán que explicar a la Policía el motivo por el que salen de sus viviendas. Solo se podrá hacerlo por exigencias laborales, necesidad imperiosa o problemas de salud.
Las mayores restricciones afectan a Lombardía y 14 provincias de las regiones norteñas de Emilia-Romaña, Véneto, Piamonte y Las Marcas. En estos territorios se suspendieron las manifestaciones y los eventos, las ceremonias civiles y religiosas, incluso los funerales, y los bares y restaurantes solo podrán abrir hasta las 6 p. m., siempre y cuando garanticen que sus clientes pueden mantener una distancia de seguridad mínima de un metro.
También se pidió a todas las personas que sufran problemas respiratorios y tengan una fiebre superior a los 37,5 grados, aunque no estén infectadas del nuevo coronavirus, que permanezcan en casa y limiten sus relaciones sociales. Quienes hayan dado positivo por la epidemia tienen prohibido abandonar sus viviendas hasta que concluyan el período de cuarentena.
Conte reconoció que se trata de medidas “muy duras”, pero las consideró precisas por la “emergencia nacional”, por lo que pidió a los ciudadanos que no infravaloren la actual situación y cumplan con las normas.
Estas restricciones tienen dos objetivos: “Contener la difusión de la enfermedad y evitar la sobrecarga de las estructuras hospitalarias”. Este último es un problema cada vez más apremiante porque el coronavirus no da señales de remitir. Entre los infectados hay más de 200 médicos y enfermeros.
“Ya hay algunos hospitales en dificultad. Trabajamos para evitar la sobrecarga”, comentó el primer ministro, que criticó la filtración el sábado a la prensa de un borrador del decreto que contenía medidas más restrictivas, por lo que muchos trataron de escapar de las zonas más afectadas.
“Nos preocupamos mucho cuando escuchamos las primeras noticias, por lo que nos apresuramos a volver a Roma para no quedar atrapados”, cuenta Elena, madre de dos niños que aprovechó el cierre de los colegios para visitar a unos parientes en el norte del país.
El decreto del Gobierno también contiene medidas que afectan al resto de Italia. Por ejemplo, discotecas, salas de juegos, cines, teatros, museos y centros de exposiciones deben estar cerrados.
“Queremos proteger la salud de los italianos”, destacó Conte al presentar las medidas, que suponen que los 11 municipios de Lombardía y Véneto, donde surgió la epidemia hace dos semanas y de las que o se podía entrar y salir, estén ahora englobadas en el territorio nacional con las mayores restricciones.
En medio de la emergencia, el papa Francisco afrontó este domingo el rezo del ángelus más peculiar desde que fue elegido obispo de Roma hace 7 años y dirigió desde dentro del Palacio Apostólico la oración, que se emitió por video para evitar las aglomeraciones de fieles en la plaza de San Pedro, donde pocas personas siguieron la alocución del pontífice, que fue transmitida en pantallas gigantes.
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