Esta es la empresa llanera que vende pan de arroz en Estados Unidos
Comestibles El Gaván estuvo al borde de la quiebra en 1998. Su creador logró salir adelante y hoy la proyecta como una microempresa próspera.
Cada mes Comestibles El Gaván comercializa en el Meta y Bogotá más de 250 mil paquetes de pan de arroz, producto típico de los Llanos Orientales. La empresa nació en un pequeño local de tres metros cuadrados, en el barrio El Estero de Villavicencio, en el año 1994.
Su fundador, Germán Gordillo, no había cumplido la mayoría de edad cuando recibió de su hermano un horno y los elementos necesarios para elaborar sus propias rosquitas de pan de arroz, amasijos hechos de arroz y cuajada. Las ofrecía en las tiendas, montado en una bicicleta. Todas las tardes, también subía caminando con un canasto hacia el barrio Galán, en la parte alta de la ciudad, y bajaba ofreciendo el producto en las casas, hasta llegar al centro. Terminaba su recorrido a las afueras de la Gobernación, en busca de algunos clientes.
Con el pasar de los años, superando dificultades, el negocio fue creciendo y se hizo necesario contratar personas que le ayudaran. Incluso, el punto de fábrica se trasladó al barrio Villa Johana, a una vivienda más grande. “Prácticamente yo empecé sin plata, sin nada. La receta se la aprendí a mi hermano y mi cuñada. En esa época el pan se trabajaba blandito. Ya después lo pusimos tostado”, recuerda Germán Gordillo.
El Gaván ha logrado negociaciones con las cadenas Olímpica, Oxxo, Justo y Bueno y los supermercados Cooratiendas y Romi, en donde actualmente se puede conseguir el producto. En octubre pasado la marca dio a conocer que envió el primer pedido de pan de arroz a Miami, Estados Unidos. Las roscas, que son más pequeñas de lo normal para poderlas exportar —sin que se partan—, estarán en la cadena de supermercados El Bodegón, de dueños colombianos.
“Estaremos en seis tiendas, por ahora. Este es un pedido de ensayo. Queremos que los amigos del Meta nos recomienden allá. Si se vende, nos hacen otro pedido y vamos escalando. Ese es el compromiso”. Otro de los países que quieren conquistar es Panamá, nación a la que ya ingresaron a través de un intermediario.
El balance hoy es positivo, sin embargo, entre los años 1998 y 2000 la empresa casi quiebra debido a los efectos en la región del conflicto armado. Había inconvenientes, por ejemplo, para trasportar hasta Villavicencio la cuajada y el arroz, ingredientes principales del crocante alimento. “Fue una época difícil porque todo se ponía costoso y no había tanto consumo. Se bajaban las ventas. Era como si la gente no tuviera plata para gastar”.
En cuanto al mercado bogotano, Gordillo relata que le comenzó a apostar desde el 2006. “Me fui en la moto hasta Bogotá con 200 paquetes. Recuerdo que el primer día vendí 150 y regresé con el resto partidos. Los ofrecí en tiendas, sin conocer la ciudad”. Después siguió viajando semanalmente con 700 unidades, que se vendían rápidamente en los supermercados de barrio. Actualmente la distribución y venta en los negocios capitalinos están a cargo de una familiar del empresario villavicense. Su esposa, Jenny Moreno, y sus dos hijos igualmente hacen parte del proyecto.
Cambio de mentalidad
Germán Gordillo confiesa que antes vendía pan de arroz para sobrevivir. No pensaba tanto en crear empresa. Su mentalidad cambió cuando hizo dos talleres sobre negocios y administración en el Sena. De entidades como la Cámara de Comercio de Villavicencio y Procolombia también recibió capacitaciones.
“Comencé a implementar lo que aprendí. Hicimos nuevas estrategias de ventas y cambiamos el producto: le pusimos, por ejemplo, una imagen y etiqueta. Así volvió a coger fuerza (…) La bolsa era toda delgadita y no le daba muy buena presentación. La cambiamos por una de mejor calidad y las ventas aumentaron. Después incluimos el código de barras. Cuando me di cuenta de que por ahí era el camino, fuimos, poco a poco, organizando la empresa”.
Ante el aumento de los pedidos de roscas, el emprender decidió invertir en tecnología para modernizar la planta de producción que funciona ahora en la vereda Caney Alto, en Restrepo (Meta). Esta tiene 600 metros cuadrados, distribuidos en las áreas de molienda, asado y empacado. Los molinos son industriales y el moldeo de la masa (antes hecho a mano) se logra con una máquina automática. Los hornos son giratorios y tienen temporizador para el asado: se escucha un pito cuando las roscas de pan de arroz están en su punto.
Esta empresa metense viene innovando en los sabores del producto para seguir vigente en el mercado. Es así como además ha logrado producir pan de arroz integral con semillas de quinua y picante con jalapeño. Ahora la novedad es la galleta de pan de arroz con chocolate.
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