El plan chavista de construcción de vivienda social a diez años de su creación
Urbanismo Santa Rosa, que fue construido en el marco de la Gran Misión Vivienda Venezuela, el programa de viviendas sociales del chavismo, sobre la Avenida Libertador, en Caracas
La Gran Misión Vivienda Venezuela, el programa de vivienda social del chavismo, cumplió diez años en medio de dudas sobre su costo real y sobre su uso como estrategia política, pero con la certeza de haber entregado un techo a millones de familias.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, entregó hace días la casa 3.600.000 en el marco de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) y fijó una nueva meta: “Vamos a los cinco millones de hogares”.
Con esa entrega se superó ampliamente el objetivo inicial de 3.000.000 de viviendas planteado en abril de 2011 por el expresidente venezolano Hugo Chávez, que buscaba saldar el déficit habitacional “heredado desde la cuarta república”, es decir, de los gobiernos previos a la llegada del chavismo.
habían construido 593.198 casas a nivel nacional, lo que representaba un 20 % de lo que la GMVV se proponía construir en cinco años.
El chavismo puso el foco en el tema de las viviendas a finales del 2010, cuando los daños provocados por las lluvias afectaron a diversos barrios de Caracas. Las zonas afectadas fueron declaradas “de alto riesgo” y sus habitantes fueron evacuados para ser albergados en el Fuerte Tiuna, instalación militar emblemática en Venezuela, así como en Miraflores, la casa de Gobierno.
El primero de diciembre de ese año, Chávez, con megáfono en mano, dirigió la evacuación de 500 familias del barrio La Pedrera, donde empezaron a ceder los terrenos de las precarias casas entregadas anteriormente por el Estado, así como los hogares autoconstruidos por la comunidad a lo largo del siglo pasado.
Más de 30.000 personas fueron afectadas por las precipitaciones ese año, lo que llevó a declarar el “estado de emergencia” hasta 2011, año de la antesala a las elecciones presidenciales de 2012, a las que el chavismo llegaba en declive luego de hacer tablas con la oposición en las legislativas de 2010.
La GMVV es lanzada formalmente el 30 de abril, a poco más de un año para las presidenciales de 2012, y se convirtió en una de las cartas fuertes para presentar una gestión de gobierno que venía arrastrando el desgaste de casi tres lustros en el poder, que se veía reflejado en la disminución de su “voto duro” frente al de la oposición.
La GMVV fue uno de los temas centrales del debate entre Gobierno y oposición en la última elección ganada por Chávez, donde figuró como uno de los ejes del debate entre dos modelos de sociedad: uno con presencia fuerte del Estado y el otro con preeminencia del mercado.
“Esto solo se puede en socialismo”
Caracas fue el centro de la migración rural durante el siglo XX. A medida que la economía petrolera de Venezuela entraba en auge, los campesinos del interior del país se agolparon sobre los márgenes de la ciudad capital, formando los cordones de miseria que con el tiempo se fueron convirtiendo en barrios.
“Presidente, nos dieron (viviendas de) tráilers’”, gritaba una de las vecinas, interrumpiendo el discurso improvisado que daba el expresidente Chávez mientras atendía la situación de las lluvias en La Pedrera, y que era transmitido por el canal del Estado venezolano (VTV) en 2010.
Pero según las investigadoras del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela Cecilia Cariola y Beatriz Fernández, hubo al menos dos periodos antes de la GMVV en los que el Estado venezolano le hizo frente a la problemática de la vivienda: la etapa modernizadora (1928-1974) y la etapa neoliberal (1975-1998).
Durante la etapa neoliberal “el Estado avaló programas de vivienda de interés social basados en la construcción de ‘soluciones habitacionales’ y como tales fueron incluidas en esta denominación desde viviendas completas con tamaño reducido, núcleos ampliables, parcelamientos populares, hasta los ‘trailers’ o contenedores de carga”, aclaran Cariola y Fernández.
En Venezuela el número de viviendas en barrios se duplicó entre 1970 y 1990. Para el año de inicio de la GMVV, el 56% de la población del área metropolitana de Caracas residía en barriadas.
Con el lanzamiento de la GMVV, el chavismo buscó que el Estado recuperara un rol protagónico en la construcción de viviendas, abandonado en el ciclo neoliberal, con la intención de mejorar las condiciones de vida de los sectores excluidos del mercado inmobiliario, según explican las investigadoras.
“Esto solo se puede en socialismo”, repetía Chávez en las cadenas de radio y televisión que hicieron habituales los “Jueves de vivienda”, programas en los que se veía cuando el presidente entregaba las casas hechas en el marco de la GMVV.
Entre la opacidad oficial y las denuncias de las ONG
Los “Jueves de vivienda” continúan hasta hoy, y desde 2015 se han transformado en casi la única vía de divulgación de datos de la GMVV.
Según la ONG Transparencia Internacional, la opacidad alrededor de la GMVV “impide validar el número de viviendas construidas o los montos comprometidos y ejecutados en los proyectos”, ya que es “imposible acceder a datos claves como son los procesos de selección de contratistas, las metas anuales previstas, los porcentajes de cumplimiento, la calidad de los materiales comprometidos, entre otros”.
De acuerdo con los cálculos de la ONG, en la primera década de la GMVV la ejecución financiera superó los 15.500 millones de dólares, lo que supondría en promedio un costo de 4.305 dólares americanos por casa, unas ocho veces menos de lo fijado por Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para viviendas de interés social.
Sin embargo, distintos trabajos periodísticos usan como referencia del costo de la vivienda cifras anunciadas por el actual presidente venezolano en las que no queda claro si se refiere al costo de las viviendas o al valor de mercado de las mismas, como la mencionada en la Conferencia Hábitat III de la Organización de Naciones Unidas (ONU), donde aseguró que la GMVV había construido 1.160.000 viviendas en cinco años, con un a inversión de 95 mil millones de dólares, lo que ubicaría el costo de la vivienda social del programa en casi el doble de lo fijado por el BID.
Más allá de las cifras
Para la arquitecta venezolana Paola Posani, más allá del “toma y dame” entre Gobierno y oposición por las cifras, el impacto que la GMVV deja en el país en la última década ha sido positivo: “Cualquier programa en el que se entreguen casas a personas que no la tiene va a impactar positivamente”.
“Llegado los diez años de la GMVV, uno también tiene que evaluar las cosas que no funcionaron: los edificios de alta densidad no funcionan ni en Noruega. La alta densidad es difícil de manejar hasta en niveles sociales altos, son un problema de mantenimiento y convivencia”, señala.
Pero Posani sostiene que en este punto de la GMVV llegó el momento de ser autocrítico y resaltó la necesidad de reflexionar sobre la “calidad de la vivienda” y de dejar de lado los números.