Franceses continúan en las calles a pocas horas de publicarse reforma pensional
Unas 339.000 personas marcharon en toda Francia en el sexto día de huelga general.
Cientos de miles de franceses volvieron a volcarse a las calles en todo el país este martes para seguir presionando al gobierno, que en menos de 12 horas publicará su controvertida reforma de las pensiones, en medio de una fuerte huelga de transportes que cumple seis días y paraliza parte del país.
Unas 339.000 personas marcharon en toda Francia, según el ministerio del Interior, en una jornada crucial en el pulso con el ejecutivo francés, que se niega a dar marcha atrás en su reforma, que fue una promesa de
Si bien es significativa, la participación se redujo considerablemente en relación al primer día de movilización nacional, el 5 de diciembre, cuando más de 800.000 personas salieron a las calles a decir “no” a la reforma.
Aún así, los sindicatos han prometido no ceder hasta que el gobierno de Emmanuel Macron retire totalmente su proyecto que consiste en la creación de un “sistema universal” de pensiones que reemplazará a los 42 regímenes actuales, que permiten jubilaciones anticipadas y otros beneficios a ciertas categorías profesionales.
Del proyecto del gobierno sólo se conocen algunos puntos ya que será detallado este miércoles por el primer ministro, Edouard Philippe, pero todo hace prever que las protestas y las huelgas no terminarán por arte de magia tras los anuncios.
“Las manifestaciones no van a detenerse porque yo haga un discurso el miércoles. Al contrario, mi discurso suscitará nuevas preguntas. Y es normal“, dijo el propio Philippe el martes.
Por ahora, una mayoría de los franceses apoya esta huelga porque temen una precarización de sus condiciones de jubilación después de la reforma.
‘Hartazgo generalizado’
“Público, privado, todos juntos hasta el retiro del proyecto”, rezaba una enorme pancarta que encabezó la marcha en París, en la que participaron 31.000 personas.
Entre los manifestantes que salieron a las calles había ferroviarios, recolectores de basura, funcionarios, médicos, abogados, jubilados, estudiantes y “chalecos amarillos” –el movimiento de protesta que nació hace un año en Francia–, todos furiosos por el proyecto de Macron.
Los profesores se unieron también a las protestas, lo que hizo que hubiera escuelas y guarderías cerradas.
“Hay un hartazgo generalizado contra este gobierno y sus políticas liberales”, resumió Julien Sergère, un profesor de secundaria en un instituto público, un gremio que teme figurar entre los más perjudicados por la reforma.
“Nuestros salarios son bajos y hasta ahora la ventaja que teníamos era que nuestras pensiones se calculaban sobre la base de los últimos seis meses de nuestra carrera, lo que compensaba un poco”, explicó este funcionario de 38 años.
“Pero hoy se habla de los últimos 25 años, lo que podrían hacer caer nuestras pensiones entre 500 y 900 euros al mes en promedio”, añadió, inquieto.